Los frijoles refritos se han vuelto un must para mi, y más que eso, ya es una necesidad muy frecuente que tengo; debo tenerlos en el refrigerador sin importar el día o la ocasión porque los puedo usar en una infinidad de cosas.
Para empezar, solo los frijoles con totopos y queso ya es una delicia en su máximo esplendor y una vez superado lo anterior, es momento de avanzar en las múltiples opciones que tenemos los mexicanos. Los podemos comer a un lado de los chilaquiles, huevos revueltos o fritos, arroz, carne asada y casi cualquier guisado imaginable incluso si no es mexicano porque seguro nos las ingeniamos. Después, son perfectos para embarrarlos en tostadas, tlayudas, tacos, tortas, sopes e incluso en la pizza si no puedes vivir sin ellos. Finalmente, se pueden rellenar tlacoyos, tetelas, tacos de canasta, hacer tamales y todo lo demás que se les ocurra.
Al estar lejos de México, seguramente muchos se van a identificar con lo siguiente; tener estos frijoles en el refrigerador o algún otro platillo o producto de México se convierte en un lujo. Es un lujo porque aparte de que el platillo te puede costar mucho más caro que en mi querido México, no los encuentras con facilidad o es muy escaso. Todo sería más fácil si pudiera tenerlos enlatados y disponibles para cuando yo quiera y solamente tenga que calentarlo.
La consistencia de los frijoles debe ser como una pasta y a mi siempre me ha gustado que tenga una consistencia espesa y cremosa a la vez así que machaco muy bien todos los frijoles y alguna veces uso un procesador de comida pero si te gusta que tengan un poco de textura al aplastarlos con un tenedor es suficiente.
Para que se conserven mejor los frijoles se conservan bien en un contenedor en el refrigerador por hasta una semana o en el congelador entre 2 a 6 meses.
Los mejores frijoles